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El colegio Federico García Lorca comienza este nuevo curso uniéndose a las nuevas tecnologías, por ello invita a todos sus alumnos/as, profesores/as, padres y madres, a participar en el desarrollo de su nuevo blog.



10 ene 2011

Deportes

Apareció una mañana en el centro del patio. Pequeña, redonda, inmóvil. Los alumnos entran atropelladamente arrojando sus flamantes mochilas digitales sobre el cemento para ocupar uno de los puestos de honor en la fila de entrada al centro. Daniel repara en él y frena su carrera en seco, la carrera por la fila puede esperar a mañana.

Como él, otros alumnos también han cesado en su trote y su atención se fija ahora en el centro de la pista. Allí reposa una pelota sucia y gastada. Todos se acercan con curiosidad y algo de cautela, pero es Daniel el primero en tocarla. La roza suavemente con la punta de su zapatilla haciendo que la pelota ruede lentamente por el patio. Llega a los pies de Carlos, un alumno ecuatoriano, que la levanta del suelo y la bota un par de veces contra el suelo para volver a sus manos. Parecen divertirse. Carlos pasa la pelota a Sara que la lanza al aire tan alto como puede y tras describir una parábola perfecta vuelve a sus brazos.

En cuestión de segundos todos los alumnos congregados están dispuestos a comprobar las “maravillas” de ese objeto redondo. Todos menos Hakim, un alumno nuevo en el centro y que procede del norte de África, que se encuentra a 5 ó 6 metros del corro formado. Pablo se da cuenta de la situación y tomando el balón entre sus manos se lo ofrece a Hakim. - toma, prueba tú también-.
– Gracias – contesta él mostrando una amplia sonrisa.

Hakim recibe la pelota y la baja hasta sus pies, allí la golpea, casi la acaricia, haciéndola pasar del pie derecho al izquierdo como si de un baile se tratase. Con un rápido gesto la eleva hasta su cabeza donde la mantiene unos segundos. Los niños y niñas, que ya son una multitud, estallan en aplausos y vítores. El balón va pasando por todos y todas. Alguno se atreve a intentar imitar torpemente los movimientos del nuevo alumno. Al llegar otra vez a Hakim, la pelota parece hacerle un guiño, y es que a partir de aquel día nuestro amigo no se quedó sentado ningún recreo más viendo jugar al resto de los niños.

Álvaro Ramos López

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