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10 ene 2011

Alba, Kiko y Nicol

Alba era como una florecilla apenas nacida, siempre oliendo a jabón y agua clara, perfumando con su olor limpio a los niños y las niñas con quienes jugaba, que admiraban a su amiga por lo bien aseada que acudía al colegio cada mañana.
Sus ojos eran transparentes: miraban fijos y con tanta intensidad que parecía como si envolvieran en papel de celofán todo lo que veían. Le gustaba que la mimaran y a cambio dar limpias caricias. Era como la rosa, pues sólo con su olor regalaba alegría y ganas de vivir. Siempre parecía sorprendida, siempre con ganas de aprender.

“Las nubes son camas de algodón donde descansa la imaginación”, les decía la seño. Y toda la clase quedaba embobada con aquellas bonitas palabras, pero ella les repetía una y otra vez:

“Las palabras no vienen solas, hay que llamarlas para que salgan de la casa donde duermen acostadas entre las sábanas blancas de los libros. Por eso es necesario leer muchos cuentos, muchas historias divertidas. Y escuchar atentamente las palabras que están en el aire.”

Mientras esto les decía, Kiko no paraba de hablar con su nueva compañera, Nicol, que había llegado desde un país lejano que hay en África. El niño, rubio y guapo, tenía enamoradas a todas las niñas de la clase; pero ahora solamente hablaba con su nueva amiga, porque le había dicho a la seño que tenía que ayudarla a conocer nuestro idioma. Y él no paraba de hablar y de enseñarle nuevas palabras.
Los ojos de Nicol parecían dos estrellas reflejadas en el mar cada vez que aprendía palabras como:
“amistad”, “paz”, “jugar”, “felicidad”, “casa”, “colegio”, “padre”, “madre”... Y otras muchas que ahora no recuerdo. Tantas que no cabrían en este papel.

Aunque había algunas que nunca quiso aprender porque eran feas y le traían tristes recuerdos. Kiko, que, además de rubio y guapo, era algo travieso, se sentía feliz cada vez que escuchaba a Nicol repetir las palabras que le enseñaba.

Y, así, mientras hacían barcos y aviones de papel, hablaban y aprendían juntos. Es lo bueno de tener amigas y amigos de otros países.

Paco Vargas

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